Testigo de los inicios de la empresa y, al mismo tiempo, de la familia Zubizarreta-Menna. Una señorial casona de principios del siglo XX, restaurada en el año 2001, que conserva su estilo clásico, sus techos altos y artesonados y muros que guardan muchos recuerdos. La llamamos “Casa de Aitona”, que en el lenguaje del pueblo vasco significa “Casa del Abuelo”, como un sentido homenaje a ese abuelo que apenas conocimos, pero que nos mostró un camino por el que hoy transitamos.
Recreamos el almacén de campaña que nuestro abuelo Pedro tuvo en la década del ‘30 y ‘40, y allí guardamos los recuerdos más especiales de la familia. Todo está intacto en ese lugar. Las primeras botellas, vestidas de polvo y tierra, medidas de estaño y una balanza de dos platos, guardan épocas de viejas cosechas, tiempos de faroles a mantilla, caminos de tierra andados de pies descalzos.