A primera vista, sorprende sobre los médanos de Punta Gorda, a poca distancia del punto de origen del Río de la Plata, una edificación antigua con su fachada remozada, y a su frente un conjunto de grandes huevos de hormigón, que parecen salidos de una película de ciencia ficción.
Los propietarios de la bodega son los argentinos Federico Bonomi y Roberto Costa, quienes decidieron conservar la fisonomía histórica del edificio original que data de fines del siglo XIX y que anteriormente fuera cedido por los propietarios originales, la familia Icardi, a la familia Irurtia para su explotación industrial. Aún se conserva en el lugar el viejo camioncito con que los Icardi repartían el vino en damajuanas por la vecindad.