Una vez estábamos filmando junto al mar, mucho sol y con la marea muy bajita. Ahí andábamos el productor, el actor, el asistente, el ayudante y yo. Todos concentrados en la escena.
Yo estaba de espaldas, encima del actor, cuando repentinamente subió la marea, sentí que una ola enorme me cayó encima y me arrastró hacia el mar. Que dolor!
Para colmo, tragué un montón de agua porque estaba súper agitada; prácticamente me estaba ahogando cuando me ayudaron a salir. Pasado el susto y el dolor, pudimos terminar la escena.

Otra, estábamos haciendo una escena en una playa llena de cangrejos chiquitos. Algo presentía. Trabajar sobre la arena es muy complicado porque con el roce, se pela la piel, y como la arena se queda pegada, la penetración es muy difícil.
El caso es que finalizamos de filmar; yo estaba de cuclillas limpiándome, cuando “me veo” un cangrejito pegado de la vagina. NOOOO!
Salí corriendo, gritando como loca: ¡quítenmelo, quítenmelo! Al final, con paciencia y muy despacio; hubo que cortarle una de las manitos con una tijera porque no quería soltarse. Picarón! JA!