Que el local de un restaurante sea estrecho no parece algo positivo; sin embargo, el éxito de este lugar radica mucho en esa peculiaridad a la que debe su nombre. Con una extensa barra como único lugar para sentarse, quienes visitan Estrecho pueden observar de primera mano cómo a metros opera la cocina del lugar. "Es un concepto único, se trata de ver la comida nacer", dice Juan Carlos Diemarch, a quien se lo puede ver junto a su esposa, Jessica Franco, encargarse de la cocina detrás de la barra. Ambos son los propietarios. El ambiente remite a un bar de pool, por las lámparas colgantes alineadas sobre la barra y el color verde de las paredes. La experiencia de 14 años en el rubro hace que esta idea –que también tiene cercanía con la cocina francesa moderna– se haya perfeccionado. "Hace un tiempo dejamos de trabajar con productos pesados, tratamos de cuidar la propuesta para que sea más sana", explica Diemarch, y afirma que es algo que su público actualmente exige. La carta va rotando y hay un especial diario. Platos como el fish cake con salsa de mostaza a L'Ancienne con hojas verdes; lomo de lenguado con tomates asados y cremoso de brócoli; filet de lomo con risotto de ajo rostizado, tomillo, almendras y parmesano, forman parte de Estrecho. Diemarch opina que su público es exigente: casi todos son ejecutivos y turistas. "Somos conscientes de que no somos económicos, pero nuestros costos son elevados porque usamos productos de calidad."